Recuerdo correr, agitado por no recordar porque corría, sangre en mis manos temblorosas, las calles oscuras y un silencio sutil sobre las casas apagadas, los sueños flotando, como yo mientras corría aterrado de mi mismo, huyendo de todo lo que había hecho, como pude dañar algo que amaba, las lagrimas empezaron a brotar, no quería detenerlas, quería que saliera todo ese dolor que sentía en mi pecho, en mi ser. Llegué después de un rato a mi departamento, me quite mi playera y limpie la sangre seca, recordando que es lo que había hecho, no puede ser verdad, pensaba, mientras sacaba mis llaves tembloroso, miré si nadie me seguía y cerré mientras me quitaba la ropa, necesitaba una ducha después de todo el esfuerzo que realicé, apenas pude ponerme ropa interior y me tiré en la cama, dejando morir en mi tantas cosas, el cansancio trajo al sueño y quede tumbado en esa habitación silenciosa. La luz que entraba por la ventana emanaba hacia mis ojos, haciéndome despertar, quería que lo que hab
Recuerdo la oscuridad que viví ese día, recuerdo vestirme y sentir muchas cosas muriendo, mis ilusiones a futuros mejores, sentí la necesidad de terminar de matar todo lo que quedaba, recuerdo matar las veces que me juzgaron y atacaron sin poder defenderme, recuerdo las veces que amé en vano, que quise crecer en jardines desiertos y solo encontré eternos enajenamientos vacíos, porque todo lo que se ama se pudre y desaparece. Entonces me sentí el velo de la ilusión de la vida, la fantasía que nos contamos al despertar y las razones porque andar sin percatando que sólo en la muerte uno puede ser inmortal, la muerte es un don para dejar todo aquello que ya no somos, en mi camino he dejado muchas cosas que amaba, que atesore día a día hasta que se hiciera polvo. Porque el odio nos encadena al otro, y yo no pretendo odiar ni quedarme con nada que ya no me sirva para la vida, porque el mundo cambia, y uno no, que irónica es la vida. Y entonces entendí que no había lugar donde ir, los cielos